Divina Humanidad

Reflexión Pascua 2024

ESPIRITUALIDAD

Padre AngheluZ

4/1/20248 min read

Ser como Cristo no es pasar como Él por el madero, tomar la cruz no significa pretender hacerse mártir, ésta fue la misión que Él asumió para bien de la humanidad y por tanto, si creemos que con su Sacrificio se realizó esta misión, carece de sentido que pretendamos copiar o replicarlo, es diferente que llegue a nuestra vida ésta experiencia como efecto de nuestra labor. Nuestro llamado, nuestro propósito y objetivo primordial es predicar la buena nueva del Reino de Dios: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” – Marcos 16:15. “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” – Mateo 28:19-20. “El Espíritu del Señor está sobre mí, me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos.” – Lucas 4:18. “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” – 2 Timoteo 4:2. “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” – Juan 15:8. “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” – 1 Pedro 3:15. “Ni se enciende una luz y se pone debajo de un celemín, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” – Mateo 5:15-16.

Es importante comprender que como sus Discípulos, Apóstoles y Servidores, tomar la cruz implica en primer nivel, asumir el camino de nuestra propia vida como adultos en la fe, tomar el camino del llamado a servir y que éste camino inicia con el desafío de afrontar, enfrentar y confrontar con nuestras heridas, nuestros miedos, nuestros traumas, darnos cuenta de nuestras inseguridades, conocer todas las maneras de nuestras actitudes, comportamientos, hábitos, costumbres y vicios con los que nos hacemos daño y con los que también causamos dolor y sufrimiento a otros, implica la experiencia de haber transitado todas las puertas exteriores de distracción, escape y evitación que hemos aprendido a utilizar en el mundo cotidiano y que nos impiden abrir la única puerta que verdaderamente nos pone en el sendero de la verdad eterna, la puerta del camino al corazón, el camino a nuestro interior. Pues, aunque tengamos buenas intenciones, conozcamos formas y maneras de expresar y manifestar buenos sentimientos y acciones, el requisito primordial del sendero con Cristo, es la coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, las apariencias caen, la exhortación del Maestro es muy clara: “No juzguen a nadie antes de tiempo, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda.” – 1 Corintios 4:5

Ser como Cristo es llegar a ser transparencia de lo Divino en lo cotidiano de lo Humano, vivir intensamente lo inmanente y simultáneamente experimentar, integrar y compartir lo trascendente. "Quien me ve a mí, ve a mi Padre", entonces: "Quien te ve a ti, ¿Qué ve en ti?". En la liturgia de la Comunión expresamos en palabras de Nuestro Señor: "mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en permanece, y yo en él."  – Juan 6:55-71

Esta expresión lleva implícita una pregunta muy profunda para quienes nos consideramos "Servidor@s": Tu cuerpo, tu presencia física, es pan vivo bajado del cielo para tus herman@s?, es decir, eres alimento con tu presencia, tus palabras, tus actitudes, acoges al excluido, alivias el dolor al herido del alma, al ciego del espíritu, al paralítico del corazón, al "Lazaro" que yace en las criptas de la angustia, la depresión, el abandono, la violencia, la agresión, el hambre, la mendicidad y tantas otras. Y tu sangre es bebida de salvación? Es decir, calmas la sed del odio, la tristeza, la humillación, el rechazo, el desprecio, las críticas, los juicios, refrescas toda sequedad y aridez existencial? El camino de la Cruz no es el dolor, la culpa, el sufrimiento ni el Sacrificio, el camino de la Cruz es vivir en la convicción de transformar todo a través del Amor Divino en "Sacro Oficio", en un "Oficio Sagrado".

Es vivir en la convicción de Ser la Semilla Divina en ti, y que pueden enterrarte y tirarte encima toda la tierra "abonada y fertilizada” con la rabia, el resentimiento, el rechazo, el odio, el desprecio, el dolor, la tristeza, la angustia, la desesperación, el apego, el sufrimiento, las injusticias, las mentiras, las calumnias, las envidias, las maldiciones, brujerías, hechizos, conjuros y cualquier otro negativismo, y donde sea que suceda, vives en la convicción que la promesa del Padre Eterno es verdadera, se realiza y se cumple en todo tiempo, en cualquier lugar y ante cualquier circunstancia: "recogeré donde no he sembrado y cosecharé donde no he plantado“ – Mateo 25:24 –, "ningún arma forjada contra ti prosperará – Isaías 54:17 –, “En todo te bendeciré a ti, a tus hij@s y a l@s hij@s de tus hij@s, y todo lo que se siembre por la Bendición de Mi Nombre prosperará y dará fruto en abundancia“– Números 6:22-27 – Deuteronomio 28:4-12 –.

Tomar la Cruz y seguir a Cristo es tomar la vida, comprender y estar convencid@ que nada ha tenido el poder de dañar tu corazón, torcer tu intención, tu propósito, ni corromper, profanar o alterar tu esencia, todo lo que piensas, sientes, dices y haces en el Nombre de Cristo, por el Poder de Cristo y en la Sangre de Cristo, nada te destruirá, todo ello se transforma en Bendición.

Este es el llamado ancestral que recibimos desde Egipto: Sal de la esclavitud, se libre del faraón que te oprime, purifícate de las plagas de las creencias que te someten: culpa, sufrimiento, sacrificio, apariencia, insatisfacción, menosprecio, odio, exclusión, orgullo, indolencia, indiferencia, inseguridad, brujería, hechicería, injusticia, crítica, desprecio, rechazo, maltrato, abandono, humillación, vejación, infestación, vicios, agresividad, violencia, etc. Ve al desierto, despréndete de las certezas y creencias equivocadas con las que “rezas”, decretando negativamente sobre ti o sobre otros, ayuna y ora, afronta, enfrenta y confronta las tentaciones del demonio, deja de convertir piedras en pan, es decir, deja de hacer del odio, el resentimiento, el dolor, las injusticias, la mentira y tantas otras cosas negativas, el pan de cada día, elige vivir de la palabra que viene de la boca del Padre Eterno, “el Espíritu, pondrá las palabras en tu boca” – Éxodo 4:12-16 – Mateo 10:20 – Marcos 13:11 – Lucas 12:11-15. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” – Mateo 7:7-11.

Restaura tu valor divino, vales la Sangre de Cristo, nada menos, entonces, deja de menospreciarte, postrarte, rebajarte o someterte a las miserias que te ofrecen los pervertidos, por los atajos pseudo-espirituales, las ambiciones desmedidas de poder, riquezas, reconocimiento, placeres, lujos o excesos, pan para hoy, hambre para mañana. “Si tú postrado me adoras, todos estos reinos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.” – Lucas 4:7-13. Cuídate, se prudente en cada propuesta que te hagan, no te permitas andar saltando al vacío y sin “La armadura de Dios: fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alertas y perseveren en oración por todos los creyentes.” – Efesios 6:10-18. La hemos recibido para enfrentar cada tentación que surja en nuestra vida, pues un cristiano consciente, comprende bien lo que dice el versículo 13 al final: “Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.”, es decir, que las tentaciones no cesarán, que el llamado que hizo el Maestro a los discípulos, es vigente en todo tiempo y circunstancia: “Estad alerta, velad; porque no sabéis cuándo es el tiempo señalado.” – Marcos 13:33. “Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza y seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre.” – Lucas 21:36.

Y así, cada día de nuestro sendero, podemos decir como Cristo: “Padre, todo en mi está consumado, cada gota de mi sangre a ti consagrada, no me he reservado nada, no me he negado a nada de lo que me has encomendado, no he evitado nada de lo que has confiado poner en mi camino, lo he entregado todo, lo he dado todo, lo he perdido todo, pues en ti lo he ganado todo, en tus manos encomiendo mi espíritu, ahora puedes dejar a tu servidor ir en paz“, en cada momento, cada respiro, intención, propósito, pensamiento, elección, decisión, acción, en ofrenda a ti, mi existencia vivida como un Sacro Oficio en ceremonia permanente hasta el último respiro, hasta mi última exhalación, con todo mi ser, con todo mi corazón, cada gota de mi sangre, con todas mis fuerzas, mi esencia dedicada a ti, a tu gloria, tu alabanza, al servicio de tu reino y por toda la eternidad.

@𝖕𝖆𝖉𝖗𝖊𝖆𝖓𝖌𝖍𝖊𝖑𝖚𝖟